De la crisis haremos una esperanza



Koldo Aldai

26/03/2020



15 de Marzo

Photo by Marc-Olivier Jodoin on Unsplash
No estamos encerrados; nos hemos dado un tiempo para vislumbrar una civilización más consciente y respetuosa. No estamos encerrados, estamos alumbrando un mundo nuevo, estamos recapitulando en qué hemos errado, cómo lo podemos hacer mejor. Hemos llegado a un punto crítico y estamos reconsiderando nuestra forma de vida en el pasado.
 
Los tabiques eran mera ilusión. No estamos encerrados porque estamos unidos, porque estamos más centrados, porque hemos trazado una unión interna de corazones, estamos pensando los unos en los otros, sintiendo cada quien desde su rincón la fuerza de la Comunión.
 
Hemos logrado parar el mundo. De repente se nos presenta a todos/as a la vez, de forma simultánea, la oportunidad de arrinconar lo accesorio, de volcar para dentro, de diseñar otro futuro; de repente la oportunidad de plantarnos ante lo sustantivo de la vida, de atender a las preguntas fundamentales, de mirar siquiera de reojo el amanecer de la llamada muerte.
 
¿Sabremos aprovechar la oportunidad? Éste era quizás el retiro, el recogimiento, la desconexión de lo ordinario que colectivamente necesitábamos. No regalemos a Netflix y el profundo sofá este privilegio. No sólo "play" y palomitas en esta hora importante. Estamos en nuestras diferentes casas, pero a la vez conectados en un mismo latido, sobre todo en un mismo anhelo, en una misma voluntad de iniciar una etapa definitivamente diferente.

16 de Marzo

Benditos/as quienes vuelan con misión cumplida, más allá de todo tabique y terrenales cuarentenas. En medio de los papeles que regalo a la hoguera aparecen las letras de cariño joven, los ojos en cartón sepia medio sepultados, la carta de tu padre que te arranca la lágrima…
 
Un fuego feliz, a veces entusiasmado devora ya tanto que no servía. ¿Qué hacían en mis cajones las ofertas telefónicas de hace diez años, las garantías de aparatos que se quemaron o los apuntes de bancos a los que nunca volveré…? Agradezco a este virus que se ha demostrado el único capaz de poner un poco de orden en mis papeles y en mi vida. Los anteriores esfuerzos fracasaron… Un poco de orden en nuestras vidas nos permite hallar los contados recuerdos, las fotos gastadas, los poemas aún frescos… llamados a perdurar y envejecer contigo.
 
Aún es el caos absoluto, pero pronto comienza la nueva y ordenada vida, con las facturas quemadas y los versos recuperados. Cuando pones un poco de orden y armonía alrededor no imaginas como podías vivir sin ellos. El virus sigue pujando fuerte por nuestro colectivo amanecer…

17 de Marzo

Ahora que marcha ese amago de invierno, el mayor problema sería que el corazón unido se enfriara, que ya no hiciéramos sabroso bizcocho para toda la escalera, que dejáramos de cantar poderosas "arias" en los balcones de unas ciudades sin "Covi 19". El único error sería que el vecino volviera a ser extraño, que todo de nuevo como en el pasado, antes que ese coronavirus omnipresente irrumpiera en nuestras vidas y vocabulario.
 
Ojalá toda esta crisis represente un parteaguas. Se impone el "antes y después", la fractura con todo lo caduco o lo que es lo mismo lo antiguo, lo separado, lo insolidario. El gran fallo sería que el desafío del virus no revirtiera en positivo. El mayúsculo error sería no aprovechar esta preciosa crisis para dar un gran salto en nuestra conciencia colectiva. El final fatal sería que a la postre nada hubiera cambiado; que una vez el virus controlado (nos cuesta utilizar la palabra vencido para un ser vivo), las distancias no cayeran; que después de haber vivido la lúgubre separación, los más sólidos tabiques no se desplomaran; que las fronteras de todo orden no desaparecieran. El virus ha hecho que aflorara la inconsciencia de haber permanecido tanto tiempo separados, ha evidenciado cuánto nos necesitamos los unos a los otros.
 
El precio pagado no sea en balde. “Volveremos a juntarnos...”, “Romperemos ese metro de distancia entre tú y yo...” “Ya no habrá una distancia…”, no sean sólo frases bonitas que saltan raudas de móvil en móvil. Podamos hacer todo ello realidad. Que no sean sólo canciones que casi automáticamente nos aprestamos a compartir con nuestros contactos y grupos de WhatsApp. Podamos encarnar lo que a toda velocidad tecleamos.
 
Nada nos ha unido como este bichito que en realidad no era “chino”. Le hemos mirado a los ojos y no los tiene rasgados, como proclama Trump. Se ha hecho presente por doquier, porque no había otra forma de relegar ese otro virus mucho más peligroso y letal de la separatividad.
 
¡El Amor, Origen de cuanto late, nos mantenga, más allá de esta crisis, por siempre unidos/as!

18 de Marzo

Una furgoneta familiar anuncia pan caliente por las calles de una aldea tranquila; una primavera silenciosa se da a conocer alrededor de nuestro caserío con bocina mucho más discreta. El pájaro no necesita claxon para compartirnos que construye feliz nueva morada. Las nubes no dejan de bailar al son de un viento ya templado. La vida no se ha detenido, sólo un breve paréntesis para permitirnos a nosotros y nosotras sumar los mejores materiales para el ancho nido planetario, construir nueva y más solidaria Tierra, encarnar olvidada esperanza y poderosa primavera.
 
Los mutuos y elogiosos aplausos no se detengan. El miramiento por el otro se perpetúe. “En su día no reuní valor suficiente para marchar a África y ahora África ha venido a mí…”, nos comparte, igual de feliz que el pájaro, una valiente y entregada enfermera amiga. En realidad, África nos ha llegado a todos y, como decía el lehendakari, éste es el momento en que podemos dar lo mejor de nosotros mismos. Éste es el momento de la entrega grande y sincera que siempre habíamos aguardado y que ahora de repente, con estos pelos cargados de canas, con este apego de mullida butaca, se nos brinda...

20 de Marzo

* Han cambiado mucho los tiempos, pero más nuestra conciencia. Yo tampoco era de los de abrazo fácil para con el uniformado, tantas veces tropezamos, y ahora sin embargo lo estrecho también fuerte junto a mi pecho. El desarrollo de la conciencia se evidencia en la necesidad de ensanchar el abrazo.
 
Jamás en nuestra vida habíamos visto nada semejante. El coronavirus galopa, pero el virus más peligroso de la separatividad ha sido herido de muerte. El dolor está ya trayendo su debida recompensa en forma de más solidaridad y unión. La armonía y la cordialidad se expanden, la convivencia mejora, se supera.
 
Arranca la guerra contra la pandemia, pero finaliza esa otra guerra más larga que nos mantuvo separados. Es verdad que está muriendo mucha gente por causa del coronavirus, pero también, a causa de esta crisis, están ocurriendo milagros que antes jamás hubiéramos concebido. Hay abismos que se están deshaciendo. Hay que haber vivido en el País Vasco en las últimas décadas para constatar el milagro que, sola de por sí, representa esta imagen. No tengan que caer más agentes para volver a verla.
 
* Aplausos de la Ertzaintza a la Guardia Civil como homenaje al segundo agente muerto por coronavirus.

22 de Marzo

IFEMA es ahora nombre de hospital. Se acomodarán los santos y las Vírgenes en las mesillas de frío metal. Irán llegando las flores de primavera y los osos de peluche. Por ahora una cama austera, una botella de aire, un inmenso techo industrial y una esperanza de salir de ahí caminando. Hay un crudo pulso por la vida al que es preciso adherirse. La batalla es sincera, de corazón, entregada y sólo nos queda apoyar a quienes están en primera línea.
 
En los tiempos de crisis es más importante si cabe el sentido de la ubicuidad y ahora toca sumar. Hubiéramos querido que se pensara no sólo en el ataque, que se diera más importancia a la necesidad de vida sana y natural para fortalecer las defensas. Hubiéramos deseado que no cerraran parques y playas a nuestras almas y pulmones necesitados. Hubiéramos preferido menos temor insuflado, menos pánico a una muerte que no es nuestra enemiga, sino todo lo contrario. Al fin y al cabo, hasta las pulsaciones de nuestro corazón estaban contadas…, pero ahora es el momento de ayudar, de colaborar, de fortalecer la solidaridad y la unidad. Ya habrá oportunidad para invitar a echar más lejos la mirada.
 
Lo están haciendo lo mejor que pueden, por supuesto los sanitarios y todos los trabajadores de los hospitales; por supuesto las fuerzas de seguridad; por supuesto la clase política, Pedro Sánchez a la cabeza..., y ahora es el momento de mostrar sincero y decidido apoyo. Hay un paradigma alternativo, también en la salud, que seguiremos susurrando, pero ese susurro no ha de impedir el manifestarnos aquí y ahora unidos/as a toda la ciudadanía en estos momentos tan trascendentales. Hay también una fraternidad ancha que buscaba desesperada razón para consagrarse.

23 de Marzo

Morir en soledad es seguramente el aspecto más duro de toda esta crisis que estamos viviendo. Por justificadas razones de seguridad, en la rampa del vuelo los hermanos enfermos no pueden intercambiar una palabra, una caricia, un apretón de manos con los seres queridos. Pero morir en soledad es también una oportunidad de reencuentro con el alma, ya olvidada, ya arrinconada, no decidida hasta entonces a aflorar. Todo acontecer vital, por duro que se manifieste, es susceptible de otra lectura. En ello habremos de afanarnos.
 
Los designios para posibilitar el encuentro con el alma son inescrutables. Una UCI cargada de fríos aparatos puede ser el marco escogido para los esponsales. Morir en soledad nos recoge, nos centra, no desnuda de todo lo accesorio y nos planta ante nosotros/as mismos/as, ante nuestra Real Presencia. Hemos venido a la Tierra a reencontrarnos con nuestra alma que es por encima de todo generosidad, servicio, altruismo… No es un "agarrarse a algo" desesperadamente, es sencillamente permitir aflorar Aquello que en verdad somos.

24 de Marzo

Un nuevo tiempo reclama resignificar nuestro vocabulario, dotar de un nuevo y a menudo emancipador contenido a muchas palabras que han envejecido a marchas forzadas. Lo decimos con inmenso respeto por el sufrimiento concitado en estos de estos días: ¿y si en vez de fallecidos comenzamos a hablar de liberados, emancipados del peso de la carne, del lastre de lo finito…?
 
Los números no nos apabullen. Se nos demanda otra mirada. Hemos de empezar a ver las frías cifras de los llamados muertos con otros ojos. Están con nosotros, sólo se desnudaron de cuerpo físico, no han muerto. ¿Por qué no empezar a pensar que son almas que por fin se han podido liberar de este “confinamiento” en el mundo denso de la materia?
 
Son rápidos estos tiempos. Apenas interiorizamos unas verdades supremas, apenas cogemos con chinchetas unos cuadros, unas realidades eternas y ya nos toca correr al teclado. Corremos el grave riesgo de equivocarnos, de no acercar debidamente esas verdades, pero corremos un riesgo aún mayor de quedarnos en silencio.
 
Uno se pregunta si no habrá otros voceros de vida eterna, antes que éste que acaba de venir del mercado, de vender caros los manuales de agnosticismo.

25 de Marzo

No sólo lo que muere, lo que deja el cuerpo, sino lo que nace a una nueva vida. No sólo lo que ya no seremos, sino lo que somos llamados a Ser. No sólo lo que marcha, sino también lo que nos alcanza, “no sólo lo que perdemos, sino también lo que ganamos”. (Dtor. Jorge Carvajal) Por cada uno que acumula, hay muchos más que reparten; por cada signo insolidario hay muchos más de manos y corazones abiertos…
 
Por cada armario desbordado de papel higiénico, hay muchos que tratamos de hacer limpia e higiene por dentro. Hay una fractura con el ayer que no nos duele desde el momento en que seremos menos “yo” y más “nosotros”, en que estamos ganando en fuerza colectiva para atender unidos/as a los otros grandes retos que como humanidad tenemos por delante. No sólo el credo que dejamos, sino el nuevo que abrazamos, no sólo el mundo que se aleja, sino por encima de todo la conciencia que despierta.
 
Tabiques de por medio, estamos aprendiendo a darnos mutuamente más que nunca y ya no deseamos salir de ese mullido y cálido espacio compartido.
 
"¡Tutto andrà bene!"






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