Cómo ayudar a su país

Sólo podremos resolver los problemas de la sociedad si nos esforzamos en despertar siempre, dentro de nosotros, los poderes de la Voluntad, del Bien y de la Luz



Omraam Mikhaël Aïvanhov

23/03/2017



Los dirigentes de un país están expuestos continuamente a las críticas, a la hostilidad y a las burlas de los ciudadanos. Por todas partes, para divertir al público, en los cabarets, en las salas de fiesta, en la radio y en la televisión, se presenta a los hombres políticos de forma ridícula y grotesca. Pero incluso si a veces hay motivos para la crítica o la burla, no les ayudamos a mejorar de esta forma.
 
Por el contrario, hostigándoles con pensamientos y sentimientos negativos no sólo no solucionamos nada, sino que se crean en el invisible las condiciones para que ellos cometan aún más errores y tomen decisiones cada vez menos beneficiosas para el país. Ya veis, pues, cuanto daño podemos hacer en este sentido. Por tanto, si queréis ayudar realmente a vuestro país, en vez de criticar constantemente a quien está al frente del mando, enviadle Luz para que esté siempre inspirado.
 
No podréis ayudar a todo vuestro país, porque es inmenso; bastará con ayudar a un hombre, a uno tan solo: eso será más fácil y el hombre a quien hayáis ayudado, hará, a su vez, el bien a todos, dado que de él dependen muchas cosas. Si consigue que se aprueben leyes sociales en pro de la salud pública, de la vivienda, de la educación, etc., todos se beneficiarán de su inspiración.
 
Así pues, los ciudadanos de un país deben tomar conciencia de los lazos existentes entre ellos y sus dirigentes. No es suficiente exigir esto, o reclamar aquello...Hay que aprender a discernir los métodos más eficaces para poder obtener lo que se desea, sin que con ello se desencadenen consecuencias peores.
 
Ya sabéis que a menudo la sabiduría de los pueblos ha sido expresada a través de los cuentos. Existe uno que narra la historia de un reino donde sólo habían epidemias, hambre y desórdenes. El rey, al no saber qué hacer para remediar todas estas desgracias, hizo venir a un sabio, quien le dijo: "Majestad, tú eres la causa de todas las desgracias que ocurren en tu reino. Vives en la abundancia, eres injusto y cruel...He aquí el motivo de todas las catástrofes que recaen sobre tu pueblo". Seguidamente, el sabio se presentó ante el pueblo y les dijo: "Si sufrís, es porque lo habéis merecido; por vuestra forma irrazonable de vivir, habéis atraído a un monarca que ocasiona vuestras desgracias".
 
Así es como los sabios explican las cosas. Cuando los ciudadanos  de un país deciden vivir en la Luz del espíritu, el Cielo les envía gobernantes nobles y honrados que sólo les aportan bendiciones. Pero si una nación tiene dirigentes que dan rienda suelta a sus peores caprichos en perjuicio del pueblo, éste debe suponer que tiene también su parte de responsabilidad en tales hechos.
 
Decidirse a actuar
 
Y además, ¿por qué siempre queremos que las soluciones nos sean dadas por los demás, por muy altos que sean los cargos que estos ocupen? ¿Por qué esperar a que sean los otros quienes empiecen a trabajar para mejorar la situación? Según vosotros, deben ser siempre los demás quienes hagan este esfuerzo; y bien, ¿por qué deben hacerlo ellos? De hecho, actúan como vosotros: esperan que empecéis a trabajar, y esto puede durar eternamente.
 
Así pues, hay que decidirse a actuar. Algunos me preguntarán: "Pero, ¿qué nos aconseja? ¿Acaso pretende que hagamos una carrera política?" Para mi, esta no es la cuestión. Cuando hablo de un trabajo útil para la sociedad, se sobreentiende que me refiero a un trabajo interior en uno mismo que siempre es indispensable de hacer, tanto si seguimos una carrera política como si no.
 
La única actividad que importa realmente en la vida, es la de volverse lúcido, generoso, desinteresado y más dueño de sí mismo. Me diréis: "Si hemos de seguir tales consejos, si tenemos que mejorarnos y fortalecernos hasta ese punto, con las actuales condiciones existentes en el mundo, nos quedaremos arrinconados en algún lugar desconocido y oscuro, completamente inactivos". ¿Qué sabéis vosotros? Si realmente sois capaces de manifestar las virtudes del espíritu, aunque no lo esperéis, podréis ver cómo los demás se os acercarán, y os considerarán sus consejeros, sus guías. Si esto aún no ha ocurrido, es porque no lo merecéis, porque aún no estáis a punto.
 
Hay que aprender a contar con los poderes del espíritu; ahí está el verdadero espiritualista. Cuando sólo de trata de hablar, muchos, que pretenden ser espiritualistas, os ofrecerán discursos interminables sobre la reencarnación, el aura y las jerarquías de los ángeles; de cualquier forma, esto no les ayudará  a resolver los problemas de la sociedad. Sólo podremos resolver los problemas de la sociedad si nos esforzamos en despertar siempre, dentro de nosotros, los poderes de la Voluntad, del Bien y de la Luz.
 

 






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