Comer en plata y en lata



Luis Arribas Mercado

12/06/2023

La vida nos pone frecuentemente frente a un espejo donde, querámoslo o no, tenemos que mirarnos. Ese espejo está generalmente personalizado, es decir, toma la forma de personas que nos devuelven una imagen que nos da información sobre nuestro momento actual. En ese espejo podemos ver cómo estamos actuando en relación a los aconteceres diarios, dónde no estamos siendo coherentes y también las veces que miramos hacia otro lado queriendo ignorar la realidad.



Últimamente, he podido mirarme en ese espejo al tener la oportunidad de escuchar a una mujer de más de 80 años, Andrea, madre de una amiga, que narraba experiencias de su vida en las que tuvo que tomar decisiones que contravenían lo establecido, tanto por la edad a las que tuvo que tomarlas, como por las consecuencias familiares y económicas que se derivaron de ellas. De sus palabras deduje que no se arrepentía de sus decisiones, que entre otras cosas supusieron rupturas dolorosas, y también llegué a la conclusión de que era una persona sin complejos a la que no le importaba enfrentarse con las dificultades, que en razón de su edad, pudieran sobrevenirle.
De sus comentarios hubo una frase que se me quedó grabada cuando hablaba de la educación que había trasmitido a sus hijas. La frase en cuestión decía: “Yo a mis hijas siempre les he dicho lo que a mí me decía mi madre: hay que estar preparado para saber comer en plata y en lata”. Filosofía profunda que deberíamos aplicarnos todos. Frase que también se puede relacionar con el refrán: “Hay que estar a las duras y a las maduras”.
El tipo de vida que llevamos ha producido algo muy poco recomendable como es el nivel de frustración tan bajo que asola sobre todo a los más jóvenes. Todo va tan rápido que se creen que la flor de manzano ya es la manzana, se sientan al pie del árbol esperando recoger la manzana en un par de días desde que la flor es fecundada y cuando ven que eso no ocurre, reclaman a todo el que quiere oírle que hay algo que no funciona en la Naturaleza. Esa es la consecuencia, entre otras cosas, de la tecnología que proporciona en segundos lo que hace unos años costaba incluso días, como es el caso de la publicidad que tuve la oportunidad de conocer hace unos años.
“Saber estar” ante cualquier situación que la vida nos presente es una actitud que, frente al espejo de la realidad, nos fortalece como personas y nos protege de los sinsabores de la frustración. Que haya que cambiar un ordenador porque tarda 5 segundos en dar la respuesta esperada es lo que provocan los fabricantes de los ingenios tecnológicos con sus mensajes publicitarios.
El sabor de una conversación inteligente puede durar días, sobre todo si ha sido una conversación vis a vis y no por teléfono o WhatsApp, que no permiten mirarse a los ojos, ni ver la sonrisa del otro o los otros. A veces, una mirada dice más que mil palabras y, si tienes un poco de sensibilidad, podrás apreciar matices que la tecnología nunca podría reproducir.
Saber comer en plata y en lata ha permitido al ser humano consciente adaptarse a los peores momentos de su historia, aunque pudiera parecer que nada iba a cambiar pero que, por ejemplo, un desastre natural, como ocurrió en la isla de La Palma, puede hacer que los días de bonanza se conviertan en una pesadilla de la que hay que saber cómo superarla. En ese sentido, los palmeros lo sintetizan en una frase: “Lo que sucede, conviene”. Filosofía de Vida que elimina frustraciones y que permite a los seres humanos sacar lo mejor de sí mismos.






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