Atento a las señales



Luis Arribas Mercado

15/09/2024

Hay que estar muy atento a las señales y a los símbolos, ésos que pasan desapercibidos y que son avisos sutiles que nos informan de cosas importantes de nuestra vida.



Foto de Giorgio Trovato en Unsplash
Deberíamos estar muy atentos a esas señales que nos manda la Vida. Cada día nos dicen cuando estamos caminando correctamente y cuando no. A veces, vamos tan acelerados que no prestamos atención a esas señales y terminamos en el hospital. Una vez allí, la mejor opción es reflexionar sobre tan infausto acontecimiento para no volver a caer en lo mismo.
 
Eso en cuanto a las llamadas de atención que nos manda la vida en forma de contratiempos físicos; en cuanto a las relaciones personales, las señales que nos da la vida suelen venir de la mano de los malos entendidos, las desconfianzas o los celos y si no tomamos las medidas oportunas y hablamos en su momento de lo que nos preocupa, la cosa se irá enquistando y tendremos reacciones desproporcionadas, lo que puede llevar a la ruptura. Luego, una vez producida esa ruptura, pensaremos que la culpa siempre ha sido del otro, de las circunstancias ajenas... Y nosotros solo hemos sido la víctima…
 
Si las señales que nos han mandado al hospital no han sido lo suficientemente evidentes o no hemos querido hacerles caso, no nos queda más remedio que estarnos quietecitos y reflexionar sobre las circunstancias que nos han llevado hasta allí, siendo conscientes de que lo que nos ha ocurrido físicamente no es sino el reflejo de lo que hemos elaborado a nivel mental-emocional. Posiblemente, en los conflictos generados en las relaciones personales, nos daremos cuenta de que hemos de dar pasos hacia el entendimiento, porque nunca nadie tiene toda la razón; seguramente, la otra parte también tiene sus razones y, en cualquier caso, aprovechando que estamos en manos del personal sanitario, deberíamos hacer un balance de lo positivo y negativo que nos aporta esa relación y ese conflicto o malentendido, con sinceridad y en frío, así tomaremos decisiones más objetivas. Seguro que así salimos antes del hospital…

Dejá vu

Seguramente, muchos de vosotros/as habréis tenido una o varias experiencias de «dejá vu», esa sensación que se experimenta de haber vivido anteriormente exactamente «eso» que estamos viviendo en ese momento. Es una sensación extraña que da que pensar ¿Lo habremos vivido antes en un sueño?, ¿habrá sido en otra vida? La verdad es que algunas veces la sensación es muy fuerte. También pasa con las personas, te presentan a alguien que tienes la sensación de haberle visto antes y luego te devanas los sesos dándole vueltas a ver dónde le has conocido.
 
En mi opinión, y en relación con el tema de las señales, nuestro cerebro recibe multitud de impulsos diariamente que no procesamos y que quedan guardados en una especie de archivo que pone «pendiente» esperando una mejor oportunidad para ser revisados y que luego los analizamos en los sueños, sueños que normalmente se olvidan y que se nos presentan en la vida cotidiana en forma de «dejá vu», señales significativas o mensajes que deben ser leídos.           
 
Todo ello viene a decirnos que tenemos almacenada en el cerebro una ingente cantidad de información a la que podríamos acceder con prácticas como la meditación, la introspección o el análisis de los sueños y que nos permitiría tomar decisiones con un mayor grado de fiabilidad al tener a nuestra disposición más cantidad de datos. Tengamos en cuenta que nuestro cerebro tiene varias funciones que realizar, no solo las que aporta el “consciente”, el darse cuenta de las cosas, sino también otras como el control del funcionamiento orgánico a través del “inconsciente” o el comunicarnos con nuestro interior e incluso con lo sutil proveniente del exterior, función que cumple el “subconsciente”. Esos aspectos de la mente son los encargados de percibir las señales que nos manda la vida, así como su procesamiento por los distintos dispositivos que componen nuestro funcionamiento mental.

Todo está en constante evolución

Foto de LOGAN WEAVER | @LGNWVR en Unsplash
Mueren las viejas ideas y renacen otras nuevas que llegan a nosotros para que las pongamos en práctica. El cumplir años, por ejemplo, no nos hace más viejos si uno se siente joven y con ganas de seguir haciendo cosas; en realidad, nos hace más sabios, porque con los años vamos aprendiendo a “ver” las señales con más claridad y objetividad, fruto de la experiencia adquirida a lo largo de la vida. Si hemos sabido observarlas como un aprendizaje, nos llevará a afinar la puntería a la hora de tomar decisiones y a ahorrar esfuerzos, además el corazón se irá liberando de corazas y hasta nos podremos permitir el lujo de llorar o reír sin tener que dar explicaciones a nadie; ése es el regalo de vivir cada vez con menos miedos y más sabiduría ¡Alguna ventaja tenía que tener el cumplir años, digo yo!






Artículo leído 178 veces

Otros artículos de esta misma sección